“Al mediodía pasa desapercibida, pero cuando cae la noche la farola se enciende. Parece que el foco de atención está en las zonas iluminadas, cuando en realidad las anécdotas más extrañas suceden a su alrededor, en la sombra.

Si algo ocurre a oscuras es porque no se debe enterar nadie de esa historia, como en el caso de los gatos callejeros. Cuando los vemos de día parecen tranquilos maullando débilmente, limpiando a lametazos su pelaje, caminando elegantemente con sus silenciosas almohadillas, pero todo cambia cuando es de madrugada. En la noche se transforman en criaturas perversas, se pelean con cualquier animal, rayan los coches, pegan chicles en el suelo e incluso llenan los portales de pegatinas de cerrajeros, un sin fin de maldades que esconden en el secreto de la noche. Hasta que vuelva la luz, los gatos tienen que acomodarse a las normas callejeras del mundo felino, donde tienen que evitar a toda costa cualquier farola o foco de luz que desvele su malicia. Esto lo hacen para mantener todos los privilegios que les damos y a su vez no perder su naturaleza felina.”

Si abres los ojos y te fijas en los pequeños detalles podrás descubrir los secretos que tiene la vida, peculiares historias que se esconden en la rutina, ahí es donde encontrarás ese “algo más”.