Tres, dos, uno…

Nuestro protagonista se encuentra a unos instantes de que comience su carrera definitiva, un debut que le lanzará a la fama si consigue hacerse con la victoria.

Tres, dos, uno…

La carrera comienza y los atletas salen directos con la mirada fija en la meta. La prueba no solo es de velocidad, sino también de resistencia. Una resistencia diferente a la tradicional, ya que los competidores han de aguantar las ganas de dar un bocado a la manzana, manjar que han de portar en su mano y que supone una constante tentación. Nuestro ganador estaba claro antes de empezar, y sus años de preparación se ven recompensados en el instante final de cruzar la meta. El protagonista alza el premio y estruja la manzana dejando caer todo el jugo en su boca.

Tres, dos, uno…

Este gesto le hará ser recordado en la posteridad por todos los residentes de la región y alrededores, ya que los siguientes finalistas tendrán que estrujar la manzana, como homenaje a aquel mítico momento y demostrar así su fuerza y poder.